martes, 8 de agosto de 2017

Crítica. Spider-Man: Homecoming (2017)

Spider-Man: Homecoming
Año: 2017
Duración: 133 min.
País: Estados Unidos
Director: Jon Watts
Género: Superhéroes
 

Sinopsis:
Peter Parker deja pasar los días en el instituto esperando la llamada de Tony Stark tras su participación en Civil War, trepando muros en las tardes y vigilando la ciudad como bien amigo y vecino. Pero un día descubre algo que podría amenazar al mundo y decide convertirse en algo más que un adolescente con mallas.


Por fin una película de Spiderman sin altibajos. Las anteriores siempre patinaban en varias cosas; quizás se salvaba la primera de Sam Raimi, la del año 2002 (por cierto, qué torpe era el pobre Tobey Maguire). Pero en general todos deseábamos que este gran superhéroe de los cómics y de los dibujos animados tuviera una adaptación a la gran pantalla que le hiciera justicia.

Spider-Man: Homecoming toma la sabia decisión de renunciar a explicar de nuevo cómo adquiere Peter Parker sus poderes y se adentra en un mundo donde este se pone en el traje para alejarse de una masturbación compulsiva. Fuera bromas, también es una película que habla de la adolescencia, encontrar tu lugar en el mundo y todo eso.

Un Peter Parker que mata por convertirse en un Vengador, algo que, si no me falla la memoria, dista mucho de lo que es Spiderman en realidad: un superhéroe que trabaja mejor solo, sigue la filosofía de que, sin ser engreído, las cosas se tuercen menos si solo se implicaba el, un héroe que va por libre y siempre se alejó de las otras alianzas de Marvel. Pero bueno perdonamos el matiz, el chaval es joven.

Se refleja muy bien la adolescencia de Peter como digo, contempla a la persona que hay detrás de la máscara, tal y como hicieran los cómics, retratar a un héroe con problemas de amoríos, estudios, etc., y por fin una película de Spiderman se distancia de los tópicos de siempre, su tío, la responsabilidad, etc.; Marvel Studios tenía que ingeniárselas para meter al arácnido en este universo de humor y argumentos sobre los Vengadores.

Buenos alicientes, orden de presentación, escenas, guión y banda sonora. El casting de amigos de Peter podría haber sido mejor, empezando por Flash Thompson. Buen villano que le pone en aprietos, cuyo traje y trasfondo dista mucho de la realidad, pero en estos tiempos modernos de alienígenas y Gemas del Infinito algo tenía que modernizarse; y genial el tener a dos villanos como quien no quiere la cosa, no debemos olvidarnos del Shoker, o mejor dicho, del Conmocionador.

Holland (Z, La ciudad perdida) se maneja bien en el papel de protagonista, se recupera el humor característico del hombre araña y no un humor estúpido, ironía de un Peter Parker que es muy joven y no le exigimos la madurez de los dibujos o las viñetas, pero que tiene una expresión de frescura y que da una personalidad definida al personaje (aunque puede mejorar), alejado de la tontuna de Andrew Garfield, con caras que no dicen nada.

En definitiva es una película que sin aportar demasiado nuevo cumple con creces. Hay ingenio y una trama inventiva que sirve como recordatorio sobre lo divertido y entretenido que estas películas pueden llegar a ser. Además genial final en el que demuestra que es mucho más que un traje hecho por Tony Stark. Llamadme oportunista, pero para mí la mejor película del trepamuros, al fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario